Hoy la mañana ha madrugado para vestirse de recuerdo, un
recuerdo inmortal y luminoso entre la bruma de imágenes y vivencias amontonadas
en la noche de los tiempos; un recuerdo que se revive cada año con la emoción
de siempre; un recuerdo proyectado en una imagen: “Va por ti”. Y no hoy no puedo faltar a la cita, entre los
sempiternos eucaliptos, con los compañeros del alma. Bajo un cielo plomizo e
inquietante, el silencio sobrecoge la vida en un minuto y dispara el porvenir
entre subidas y bajadas a través de senderos y colinas reverdecidas por la lluvia
de este nuevo otoño. Hoy lleváis la vida
en la sonrisa, compañeros, la vida que Ignacio nos dejó en una explanada, en
una montaña, en una senda, donde cada año lo encontramos. Porque hoy somos todos
Ignacio Blanco.
domingo, 27 de noviembre de 2016
domingo, 7 de agosto de 2016
Domingo 7 de agosto
Es frecuente que, a ciertas edades sobre todo, el reloj
biológico interrumpa el descanso nocturno y las neuronas comiencen a funcionar
cuando menos lo esperamos. Abrimos los ojos, miramos sorprendidos el reloj y
ahí empieza el repaso vertiginoso a nuestra vida… En verano ocurre algo
parecido cuando las altas temperaturas impiden conciliar el sueño desde el
principio y la cama se convierte en un islote de contrición para los náufragos
que allí son arrojados por el tiempo arbitrario. Durante la noche interminable,
nos salpican los pensamientos mezclados con recuerdos, vamos fabricando nuestros sueños en ese
caldo de ideas que se retuercen, viajamos por la senda de la memoria hasta que la brisa mañanera viene a sofocar los bríos, las decisiones
intrépidas o las turbaciones más inconfesables… Así se desvanecen los sueños en una noche cualquiera de verano. Pero en la carrera de la mañana ponemos todo en orden. De nuevo
afloran los recuerdos compartidos, la memoria despierta en el espejo del camino
y nos reconocemos en él como moradores sempiternos de una historia que un día
también fue sueño. Ahora es el momento de seguir soñando con los amigos.
domingo, 12 de junio de 2016
Andorra domingo 12 de junio
Y así, entre fiesta y celebración, levantando puentes que
encadenan fines de semana, vacaciones, vivencias con recuerdos… llegamos al
verano. El tiempo se estrecha peligrosamente y, al mismo tiempo, se dilata generosamente en el
pasado esparciendo en la memoria miedos, certidumbres y esperanzas convenidas
que consuelan, tareas a medio hacer, travesías cumplidas en mar gruesa. Pero la
carrera del domingo continúa alimentando el pasado que no cesa, como las aguas
del río Valira, serpenteando tímidamente el valle envuelto en la bruma matinal
que presagia un mañana efímero, brillante y soleado. Como voy solo, no hay nada que decir, solo respirar, mantener el ritmo, la buena dirección y esperar pacientemente el final de la etapa, allí, a los pies de mi Torre. De vuelta a casa, ya luce
el sol en mi balcón de invierno.
domingo, 29 de mayo de 2016
Andorra domingo 29 de mayo
La pasión futbolera es una de las raíces de nuestra existencia que ahonda
en las galerías más recónditas de lo irracional humano y que se retroalimenta
en comunión con la masa. Por eso, a través del fútbol se percibe también la arbitrariedad
de la vida que nos arrastra al abismo o nos eleva al éxtasis inefable.
Hoy se respira una calma festiva en un
ambiente soleado y húmedo tras el aguacero de anoche que terminó con la eterna
aspiración de unos y la prolongación de la felicidad de otros. La tormenta
irrumpió anunciando el fin de un mundo cuajado de ilusiones que se anegaron
rápidamente en el frenesí insólito que solo esta fuente de alimentación anímica
puede producir. Un domingo más seguimos corriendo en la senda que el tiempo ha
dispuesto para nosotros esperando el renacer de ilusiones que nos brinde otro
partido de fútbol. Pero eso será ya en la próxima temporada del nuevo mundo.
domingo, 22 de mayo de 2016
Andorra domingo 22 de mayo
Parece que por abajo
está la cosa que arde. Y es solo el principio porque lo peor está por llegar. Ya
calienta motores este verano que zarandea el calendario para acabar con una
temporada sobrevenida por el estupor de un tiempo traicionero. La
culminación en Sanlúcar, estuario de memoria auténtica para este club de
corredores, tras una travesía acotada por el sabor a mar, a tierra salada, a
brisa marismeña…, y ennoblecida por los decididos pasos que señalan la estela incesante,
por el abrazo sincero de cuerpos fatigados en medio de la nada que lo es todo.
Hoy sueño con ese mar
entre montañas reverdecidas de esperanza, con el temor de que el tiempo borre
aquello que nos dio la vida y programe una fiesta de despedida para justificar la sinrazón de la
incertidumbre sobrevenida.domingo, 15 de mayo de 2016
Andorra domingo 15 de mayo
Hoy he vuelto a ver los álamos dorados sobre el río. El sol
ya luce en el solar azul de la amanecida y me preparo para el encuentro
dominical con mis amigos en Torre Pelli. Por primera vez en la temporada bajo
ligero de impedimenta, augurio de una primavera que empieza a travestirse de
verano. Primero subo tras los pasos que me preceden cada domingo; luego, desde
el reloj que decide el tiempo, me lanzo siguiendo el eco torrencial de mi río,
entre recodos y puentes, alumbrado de violetas y álamos estratégicamente
situados. La corriente sigue su curso imparable, como la vida, que no se
detiene aunque paremos el reloj al terminar la travesía. Se acaba una
carrera pero sigue otra y otra… La vuelta es de nuevo el punto de salida para
otro domingo más junto a mis amigos del alma, tan lejanos.
domingo, 8 de mayo de 2016
Andorra, domingo 8 de mayo
Decididamente la lluvia va inundando las calles a golpes
secos y agudos; inunda los campos de finos espejos donde el mar se mira. Por esas
calles desiertas transito, chapoteando en el mar del recuerdo mientras gotas
como espinas enmudecen la rosa de primavera. Sí, hoy he salido a rociarme en la redención
de un pasado que se hace presente entre las cortinas del temporal. Llueve tras
los cristales húmedos de una mirada refractada en el ocaso y que desaparece en el
mismo punto de partida como una chispa de luz. El cielo cerrado, como se
esperaba, abre sus puertas y se hermana con mi río, caudal inagotable de
torrentes y rumores que me acompaña desde ayer, como una sombra oscura… cielo, río
y cristal…, porque, como dijo el poeta, “la lluvia es una cosa que sin duda
sucede en el pasado”.
domingo, 24 de abril de 2016
Andorra domingo 24 de abril
Lo que muchos llaman felicidad no es más un estado de bienestar que se
alcanza después de un sacrificio necesario, un esfuerzo más o menos prolongado
o en la vivencia de un momento especial. La dedicación al trabajo tiene su compensación
en el disfrute de momentos de ocio o, simplemente, en proyectos ilusionantes; el
entrenamiento diario, la práctica de la carrera habitual, gratifican y, como
recompensa, el bienestar espiritual se proyecta en las relaciones cotidianas.
Son esos momentos aparentemente insignificantes (por cotidianos) los que nos
hacen sentirnos felices. Luego, en un nivel más alto, la Felicidad con
mayúsculas representa el superávit vital, es decir, el saldo positivo que se deduce del
vivir continuado en la cuerda floja, entre el abismo incierto y el horizonte más
sostenible. Claro que esto último resulta más complicado puesto que ya no
depende de uno sino de la arbitrariedad que entraña la propia existencia.
Por ello, con nuestros encuentros de los domingos, seguimos sumando minutos de bienestar compartido que aspiran a inclinar la balanza por el lado positivo de la vida, porque valoramos en su justa medida lo que tenemos. Lo demás llegará, irremediablemente.
Por ello, con nuestros encuentros de los domingos, seguimos sumando minutos de bienestar compartido que aspiran a inclinar la balanza por el lado positivo de la vida, porque valoramos en su justa medida lo que tenemos. Lo demás llegará, irremediablemente.
domingo, 17 de abril de 2016
Andorra domingo 17 de abril
La vuelta a la realidad, sin adornos ni maquillaje, siempre
es dura pero se hace más llevadera con una transición que depure los excesos y las
alucinaciones propias de quien se envuelve en la euforia desenfrenada de bondades inusitadas, alimentada
por destellos de farolillos y colores. Y esa transición apaga los
fuegos de sueños prendidos en la solapa de una noche mágica y devuelve la vida
al relente de una mañana limpia y serena. Así amanece el domingo en las calles
desiertas de huellas confusas que el agua ha sepultado para siempre, en
aquellos rincones atronadores que encubren quizás tímidas palabras de amor que
el tiempo ha borrado. Por estas calles transita el pequeño gran grupo, saliendo
de la portada desnuda, sin adornos, oscura…
domingo, 10 de abril de 2016
Andorra-Travesía del Rocío
Otro año más, la brisa marismeña nos devuelve el olor a resina, tomillo, jara y romero. Otra vez, esas inmensidades verdes, eucaliptos, pinos y acebuches, bien plantados en las arenas eternas, ondean sus ramas aladas a compás de la agitada melodía de las aves que saludan el dulce transitar de unos corredores entregados al ensueño de la costumbre que reconforta. Una vez más, este paraje único es el paraíso efímero para unos corredores crecidos en la máquina de compartir kilómetros… Y esa brisa marismeña también regresa con los ecos de los pasos y de la respiración agitada, del abrazo en el Ajolí, del reencuentro con los amigos… que dejan el corazón perfumado de ausencia y fatigado de esperanza. Pero otro año más, ya huele a feria.
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Travesía Sevilla-El Rocío
domingo, 3 de abril de 2016
Andorra domingo 3 de abril
Ya las golondrinas revolotean surcando, inagotables,
el mismo cielo renacido de mi tierra lejana. El sol asoma pretencioso sonrojando
a la montaña que reverdece en la mañana de primavera. Es la hora, un domingo más.
De nuevo, me dejo envolver en el arrullo torrencial de mi río que baja desde
las heladas cumbres… y que arrastra un cielo impregnado de azahar y romero, sembrado
de geranios, gitanillas, rosales, confundidos en el balcón de primavera. El ritmo
se acelera de forma inconsciente, como el paso vertiginoso de los años, al
mismo tiempo que se suceden imágenes fugaces, copias sin revelar de sueños
intangibles. En esta carrera interminable sigo soñando caminos y huertos donde
sembrar mis geranios, gitanillas y rosales. Los años son como los peldaños inconstantes
de una escalera mecánica que, en su engranaje vital, son altos y dilatados en
los inicios, pero se van descomponiendo hasta perderse en la cadena inexorable
del tiempo. Y vuelta a empezar a subir y bajar esta escalera que siempre está
en movimiento.
domingo, 20 de marzo de 2016
Domingo de Ramos 20 de marzo
Al final el empeño en el reencuentro dominical ha podido con
la lluvia que nos ha acompañado prácticamente la hora y veinte de recorrido. Cada
domingo tiene su particular dimensión pero este, de Ramos, se vive de una forma
especial por razones obvias, pero también por ser encrucijada en el devenir
imparable de los tiempos que, desgraciadamente, nos aleja cada vez más de nosotros
mismos, de lo que fuimos, y nos acerca a la sombra en que nos vamos convirtiendo.
Por ello, el abrazo afectuoso, real, sincero, sigue siendo la mejor forma de
comunicarse (la tecnología moderna aún no ha inventado algo parecido), de
restablecer el vínculo dilatado en este laberinto de días, meses y años. Y, con
la palabra, el sentimiento se hace presente continuo y se asienta debidamente
en la memoria. La vida tiene eso, momentos aparentemente triviales que siempre
se recuerdan, corriendo bajo la lluvia, compartiendo un desayuno coloquial o,
simplemente tras una ducha caliente.
domingo, 6 de marzo de 2016
Andorra domingo 6 de marzo
Seguimos corriendo
deprisa, siempre contra el reloj. Escrutamos el crono incesante que martillea
la conciencia y queremos ir más rápido, para llegar antes, no importa dónde; solo
queremos llegar para aliviar nuestra ansiedad, para aligerar nuestra conciencia...,
para esperar. Nos pasamos la vida
esperando no se sabe qué que nos libere de ese regusto agridulce de la carrera
o esa sensación de bienestar efímero que nos hace sentir más y comprender más.
Los días caen del almanaque como aquellos insignificantes copos que desaparecen, incluso, antes de llegar a tierra. Por eso, cada día nos repetimos en un afán de hacernos visibles, de reivindicar lo que fuimos en el espejo sin memoria. Y volvemos una y otra vez al laberinto de los recuerdos guiados por el hilo delicado de Ariadna para protegernos del frío que se cuela de costado en un ambiente moteado de diminutas bolitas blancas, como palabras que bullen en el abismo del deseo. Ahora el frío llega de frente, cuaja las gotas de sudor enredadas con lágrimas de ayer… pero ya las fuerzas flaquean y el calor se extingue. En la llegada, busco ese bienestar efímero y espero, con algunas tímidas y repetidas palabras, reivindicar lo que fuimos y lo que queremos seguir siendo mientras el cuerpo aguante.
Los días caen del almanaque como aquellos insignificantes copos que desaparecen, incluso, antes de llegar a tierra. Por eso, cada día nos repetimos en un afán de hacernos visibles, de reivindicar lo que fuimos en el espejo sin memoria. Y volvemos una y otra vez al laberinto de los recuerdos guiados por el hilo delicado de Ariadna para protegernos del frío que se cuela de costado en un ambiente moteado de diminutas bolitas blancas, como palabras que bullen en el abismo del deseo. Ahora el frío llega de frente, cuaja las gotas de sudor enredadas con lágrimas de ayer… pero ya las fuerzas flaquean y el calor se extingue. En la llegada, busco ese bienestar efímero y espero, con algunas tímidas y repetidas palabras, reivindicar lo que fuimos y lo que queremos seguir siendo mientras el cuerpo aguante.
domingo, 28 de febrero de 2016
Andorra domingo 28 de febrero
La mañana no se ha hecho esperar con el reposado sentir de
los que, de nuevo, han vuelto a las andadas. Mientras media España se congela,
en la montaña vivimos al resguardo del viento polar y asistimos embelesados al
milagro de la naturaleza cuando los copos que bajan como torbellinos de
diminutas plumas se van posando en la ladera, envolviendo el entorno de luciente
blanco. Ya en el regreso de mi carrera rutinaria, abrazado al frío, sigo de
cerca el horizonte que me lleva, un domingo más, a mi Torre, cuna de hazañas
habidas y por haber, donde mis amigos ya inician la preparación para la semana
más grande. Muchas felicidades
domingo, 21 de febrero de 2016
Andorra domingo de maratón 21 de febrero
Hoy
estoy contigo. Sabes que estoy contigo aunque, a esta hora, tú no lo recuerdas.
Te acompaño desde el km 1 pero allí, en
el compartimiento, donde se agolpan tantos miles de corredores de todos los
rincones del mundo, solo piensas en la jornada que te dispones a emprender. Y miras
a tu alrededor y piensas en lo que les queda a esos que hablan, sonríen y
cantan para disimular el nerviosismo. Apenas puedes saltar o estirar sobre el
sitio, la gente se apretuja en una nube de efluvios naturales mezclados con
toda clase de ungüentos, cremas y otros potingues preventivos. Miras una y otra
vez el reloj que parece sestear en la mañana húmeda y soleada del domingo
sevillano.
La gente
empieza a moverse, parece que ha sonado el disparo, pulsas el cronómetro y
comienzas a trotar. A los pocos minutos pisas la alfombra mágica perturbada por
cientos de sonidos agudos que marcan la lucha titánica contra el tiempo. La gran
avenida es un hervidero multicolor de ida y vuelta. Es la única vez que verás
la cabeza de carrera con su ritmo sobrehumano en pos de la victoria.
Poco
a poco vas tomando el pulso a tu carrera y en los primeros cinco km ya tienes
el ritmo que te resulta más cómodo. Miras si los amigos te acompañan o están
cerca. Apenas puedes oír las voces que, desde la barrera, corean tu nombre. Ya hay
que empezar a beber agua y sales. Saludas a conocidos que se alejan deseándote lo
mejor. Te sientes importante dentro de este globo de anónimos con nombre y
apellidos. En el km 10 miras el reloj y compruebas que las sensaciones son
positivas. Todavía hay poca gente en las calles y la travesía por Torneo y la
Ronda Norte se hace algo pesada por su extensión y porque aún sigues sin
ver un hueco entre tanto viajero que
tienes que ir sorteando para evitar caer. Al salir de la Macarena, te
encuentras, en la soleada Ronda de Capuchinos, con una multitud de ciudadanos
que jalean y despiden a los corredores que aún pueden responder a esas muestras
de afecto y conmiseración. De nuevo oyes voces y te giras para saludar.
Una vez que sales de Santa Justa, tomas la
avenida de Kansas City, recta interminable donde, por primera vez, empiezas a sentir la soledad. La masa de corredores
se ha disuelto y con ellas las voces y risas de los primeros kilómetros, que se
han transformado en resuellos y estertores penitentes que se impulsan a golpes
de zapatilla en el asfalto. El frío te envuelve en Sevilla Este y te encaminas
al km 21. Ya tienes la media maratón.
Sabes
que ahora comienza el maratón auténtico. Hay que tomar agua y sales. De nuevo encuentras
el bullicio de las pequeñas avenidas donde la gente se vuelca a ritmo de
charanga. Miras el reloj más de la cuenta aunque lo haces de manera instintiva.
Entre tanto tráfico, te entregas a la distracción de tus pensamientos y, por
momentos, solo oigo tu respiración, porque sigo a tu lado aunque no lo
recuerdes. Para hacer más llevadera la pesadumbre, empiezas a descontar los km y buscas en tu
interior esos momentos recientes que te hicieron sentir bien, ese abrazo, esa
despedida, piensas en aquellos que te quieren, en lo orgullosos que están de
ti. No puedes defraudar, tienes que sufrir con entereza.
Por
la Ronda de Tamarguillo molesta el sol que da de cara pero rápidamente entras
en Ciudad Jardín esperando el pequeño repecho antes de atravesar la rotonda de
la Gran Plaza. Vuelves a animarte con los gritos de la gente que se
agolpa en las calles de Nervión. Sigues mirando el reloj. Ya los km pesan y hay
que seguir bebiendo agua y sales. Son km duros porque se acumula fatiga que
augura desconfianza en los que aún quedan. Las piernas siguen tirando mientras te
aferras a cualquier síntoma alentador que pueda animarte. La soledad te
persigue, te acorrala, pero no te rendirás tan fácilmente. Sigues en buena
compañía, alguien que te ofrece agua, alguien que ve en ti marcado el
sufrimiento de la carrera. Todavía hay alguno que se empeña en disimular el
esfuerzo haciendo ostentación de cantor estridente o de animador efímero.
El primero ya debe de estar en la meta,
piensas, y tú estás más cerca. Miras el reloj mientras el km 30 es una feliz
visión de deja atrás el barrio de Nervión. Con esta euforia enfilas la avenida Manuel
Siurot donde el adoquinado castiga las piernas maltrechas. Aprietas los dientes
para tomar impulso a cada respiración entre dudas que se van acumulando como
nubarrones en el cielo. Los pies apretados, las rodillas debilitadas, los
gemelos cargados… aún queda un mundo, una eternidad, y las fuerzas están al límite. Por la prolongada
avenida de la Palmera marchas con el sufrimiento a cuestas, mientras observas
con tristeza a los primeros corredores que deambulan entre esponjas mojadas
desparramadas por el suelo.
El Parque
de María Luisa señala indiscutiblemente el principio del fin, cuando apenas hay
fuerzas y el cuerpo se mueve a impulsos del corazón. Rodeas la Plaza de España entre
gritos de ánimo de los visitantes. Ya lo tienes. Ahí te animas un poco pensando
que solo quedan 9 km, sí, pero luego recapacitas, todavía quedan 9, los
últimos, los más duros. No tienes dudas, solo certeza de que no te quedan
fuerzas.
Pero
la avenida de la Constitución logra el milagro. La gente se vuelca con los
corredores y tú recibes tu dosis de aliento que te lleva en volandas a cruzar
el bullicioso centro sevillano. Parece que vuelves en ti y ves en un espejismo la
meta. En la Alameda resoplas y te
preparas para acometer lo que te falta porque ya estás en la Barqueta; sonríes entre
sollozos de emoción.
El número
40 es el más bonito de todos los números y no tienes dudas; sabes con certeza
que vas a llegar, que lo vas a conseguir. Te dejas llevar imaginando el momento
que está ahí, incluso animas a corredores que llevan su alma a rastras por la desolada
recta que da al estadio. Ya se ve el estadio. Te acompaño un poco más aunque tú
ya no lo necesitas. En la bocana del túnel sur ya se oyen rumores que sofocan
el dolor de los corredores. Es el
triunfo sobre la adversidad, es la gloria merecida, es la satisfacción, es la
apoteosis que vives solo tú con toda tu soledad. Te dejo para que lo vivas
intensamente, grabado en tu alma con letras de agonía y felicidad.
¡¡¡¡Enhorabuena, lo has conseguido!!!!
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Maratón Sevilla
domingo, 14 de febrero de 2016
Andorra domingo 14 de febrero
La semana previa a la
maratón se vive de una manera especial. Atrás quedan muchas horas de entrenamiento,
de mentalización y de asimilación del compromiso que supone enfrentarse a esta dura
prueba. En la jornada de hoy buscamos las sensaciones positivas, el ritmo y la
confianza para mantenernos en la carrera el tiempo previsto. No hay prisas,
solo paciencia, mucha paciencia…Terminamos el suave recorrido con el pensamiento
plantado, como una obsesión, en la salida. Pero aún quedan varias jornadas.
Ahora vemos pasar los
días con angustiosa lentitud, empezamos a reconocer con sorpresa las infinitas palpitaciones
ligamentosas, al subir o bajar escaleras, en el trabajo, en la cama… buscamos
la oportunidad para realizar estiramientos que nos alivien de esa posible carga…
El nivel de ansiedad en el aire alcanza el nivel más alto y la respiración se
agita al tiempo que se va agriando el carácter. (De cuando en cuando es
recomendable un desahogo positivo, a ser posible fuera del contexto familiar). En la pantalla translúcida de nuestro cerebro se van acumulando visiones teñidas del color
humeante del miedo que descargan sobre todo en el desvelo nocturno…
Y llegamos al sábado
para reencontrarnos con nosotros mismos en el espejo de tantos y tantos "descerebrados" que se acercan a la feria del corredor. Todos son buenas caras,
alegres y sonrientes, optimismo desbordante al amparo de tenderetes y de una música
machacona de fondo… la procesión va por dentro. Apuramos al máximo esas horas
de baño de multitudes que mitiga la soledad del corredor y lo que le espera…
El día de la carrera
nos apresuramos al estadio como hormiguitas despavoridas que buscan refugio en su
hormiguero. Ya estamos a salvo y de aquí nadie se escapa. Y suena el
pistoletazo como un himno cuyo canto dura varias horas, con sus minutos, con
sus kilómetros contados y señalados como señuelo, donde la letra exultante del inicio se
va transformando en suspiros, jadeos, quejas, en el silencio de una multitud
que en su pasión lleva la recompensa.
En la bocana del túnel sur está la luz que mitiga la sombra de cualquier sufrimiento. Y ese estadio deslumbrante es la gloria que nos queda para siempre.
En la bocana del túnel sur está la luz que mitiga la sombra de cualquier sufrimiento. Y ese estadio deslumbrante es la gloria que nos queda para siempre.
¡¡¡MUCHA SUERTE, CAMPEONES!!!
domingo, 7 de febrero de 2016
Andorra domingo de carnaval 7 de febrero
El carnaval es una manera de reírse de todo (hasta de uno
mismo) sin que ello resulte escandaloso o comprometido. El carnaval se vive en las
calles, travestidas en el anonimato de disfraces y máscaras, donde la apariencia
de la provocación, por original, ridícula o absurda, es lo canónico. Por unas
horas, por unos días, dejamos de ser lo que somos para confundimos en el atuendo
que reivindica nuestros deseos más oscuros o nuestras frustraciones más veladas.
Así, despojados del pudor cotidiano, damos rienda suelta a los instintos, al
desenfreno efímero, que busca ese prurito de purificación catártica para
regresar del sueño de los vivos a la vida de los sueños. Y es que la vida es una
habitación con vistas a un pasado soñado y a un futuro con fecha de caducidad. Mientras, yo sigo soñando caminos de mi
tierra, río de plata, amanecer dorado de montañas blancas, calles esteladas de
humo que blanquea el recuerdo, amigos como sombras ilustradas en la nube de la
mañana… De nuevo, la carrera me lleva, como el pasacalles carnavalesco, a la
vida soñada en un trayecto de ida y vuelta.
domingo, 31 de enero de 2016
Andorra domingo 31 de enero
Tres semanas
quedan para la prueba reina del maratón sevillano en su edición número XXXII y
los corredores ultiman su preparación. La semana pasada, el reclamo de 30 km
por el bello recorrido del corredor verde del Guadiamar convocó a nuestros
corredores en Sanlúcar con una participación meritoria de todos, pero con una
mención especial a Segundo, que sigue en la cresta de una ola que se mantiene suspendida
en los laureles del Olimpo, y de nuestras chicas, Silvia y Almudena. Este
domingo la cita es con la media maratón Isla de la Cartuja por las calles de nuestra
ciudad, como anticipo de la gran prueba del 21 de febrero. En los primeros
kilómetros los corredores se apretujan en las calles y avenidas diseñando el
recorrido multicolor bajo el sol único de las mañanas sevillanas. Un ambiente
festivo que revivo aquí entre montañas adormecidas bajo un cielo gris, huérfanas
de ese sol naciente que restituye el ser de mi tierra lejana.
martes, 26 de enero de 2016
domingo, 17 de enero de 2016
Andorra domingo 17 de enero
Parece
que el invierno llegó para quedarse y aquí, en Andorra, se anunció el viernes con la gran nevada. Nunca llueve a
gusto de todos pero ver caer los copos balanceándose en la nada es algo
especial. Son como criaturas indefensas que bajan para componer un enorme manto
blanco que, con natural parsimonia, va envolviendo las figuras hasta extinguir
su ser verdadero. Por el camino blanco he hecho mi recorrido dominical, junto a
la sombra blanca, entre montañas blancas donde se arrulla un sol naciente y
eterno; la respiración entrecortada, los sentidos perdidos en el tiempo blanco
de mis recuerdos que se precipitan lentamente en los límites confusos del ayer.
Pronto, muy pronto, el espejismo se disuelve en ese cristal agudo que traiciona
los pasos y que hiela las conciencias.
domingo, 10 de enero de 2016
Andorra domingo 10 de enero

Hoy he vuelto a reconocer la senda que acompaña al río
Valira en su descenso perpetuo hacia lo desconocido, bajo una lluvia fina que
alivia y refresca el ambiente y un cielo nebuloso que oculta las montañas. Seguro
que allá arriba la nieve ha extendido su manto blanco sobre las cumbres y
laderas, seguro que mis amigos corredores vuelan por el río de plata… La mañana
de domingo mantiene su luz de esperanza en la continuidad inevitable de la
experiencia inédita y fugaz que tantas veces compartimos y tantas revivimos.
domingo, 3 de enero de 2016
Domingo 3 de enero
Vivimos entregados a las sacudidas arbitrarias
del tiempo, seducidos por un presente siempre acabado y siempre por hacer. Así,
vamos apurando los momentos como se atesora el perfume más preciado e irreemplazable,
como el elixir que se desvanece cuando se aspira, como el beso más deseado...
A punto de partir
después del último encuentro, el primero de un año que empieza como todos pero
que marca la sucesión temporal de un dígito, como cada kilómetro de una maratón
interminable. Hoy, más que nunca, hemos saboreado el roscón, unidos en la vida
por esa tela delicada del cariño, de la fatiga compartida, de la convivencia escogida.
Con un pie en el vagón
del tren, de nuevo soñaré con la meta ansiada del regreso, con la primavera plateada
en mi río que ya comienza a despedir aroma de romero, incienso y azahar…
Conmigo vais, amigos
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