domingo, 3 de enero de 2016

Domingo 3 de enero

    Vivimos entregados a las sacudidas arbitrarias del tiempo, seducidos por un presente siempre acabado y siempre por hacer. Así, vamos apurando los momentos como se atesora el perfume más preciado e irreemplazable, como el elixir que se desvanece cuando se aspira, como el beso más deseado...
    A punto de partir después del último encuentro, el primero de un año que empieza como todos pero que marca la sucesión temporal de un dígito, como cada kilómetro de una maratón interminable. Hoy, más que nunca, hemos saboreado el roscón, unidos en la vida por esa tela delicada del cariño, de la fatiga compartida, de la convivencia escogida.
   Con un pie en el vagón del tren, de nuevo soñaré con la meta ansiada del regreso, con la primavera plateada en mi río que ya comienza a despedir aroma de romero, incienso y azahar… Conmigo vais, amigos

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