Hoy el despertador sonaba como una melodía esperada, suspendida
en el cálido reposo del recuerdo más vivo. Hoy no veo las montañas, ni el valle dibujado
en el horizonte que traza el río Valira, pero hoy me esperan los amigos para
renovar el compromiso dominical en una mañana invernal perfumada de primavera. La
magia del reencuentro desprende destellos de luz y de cariño a raudales que deslumbran el alma… Todos a compás con un mismo aliento alado, empañado de sonrisas,
comentarios y lugares comunes… los de cada domingo. Han pasado cuatro meses que
se reducen al ayer de una larga tarde de verano enterrada en inmortales
recuerdos que resuenan a eternidad. El camino blanco nos lleva a Gelves,
saboreando huertas, reconociendo huellas extraviadas en el tiempo; entre los
álamos dorados de nuestro río, continuamos la senda que no quiebra el tiempo,
que no agrieta la distancia, que no detiene nuestros pasos firmes y seguros
como penitentes en procesión… eternamente.
domingo, 27 de diciembre de 2015
domingo, 20 de diciembre de 2015
Andorra domingo 20 de diciembre
Estrenamos invierno
con ropa de primavera, como si esperásemos el ansiado milagro que puede llegar a
través del crédito de una papeleta electoral o a través de la fortuna de un
billete de lotería. Lo cierto es que la gente sigue haciendo lo de siempre por
estas fechas, gasta compulsivamente, asiste a comidas de empresa o amigos,
abarrota las céntricas calles de las grandes ciudades y se prepara para
consumir la harina del costal empalagoso de las felices fiestas. Todo en orden,
como se dice coloquialmente para hacer referencia a lo inmutable. Sin embargo, la
preservación de la costumbre no impide la mudanza, como han podido comprobar
los participantes en el Cross Atlas y en la posterior celebración de la comida
de hermandad.
En estas y otras tribulaciones me sumerjo en mi recorrido matutino de los domingos, cuando se cumplen cuatro meses desde mi llegada a este valle generoso y entrañable, entre la verde montaña y el manto blanco de mi tierra, con esos días azules… Termino el recorrido como acabo este primer periodo, con la satisfacción del deber cumplido y con la esperanza de renovar con los amigos y compañeros esta experiencia única. Porque seguimos siendo los mismos, aunque la bruma otoñal encubra la flor eterna de verano.
En estas y otras tribulaciones me sumerjo en mi recorrido matutino de los domingos, cuando se cumplen cuatro meses desde mi llegada a este valle generoso y entrañable, entre la verde montaña y el manto blanco de mi tierra, con esos días azules… Termino el recorrido como acabo este primer periodo, con la satisfacción del deber cumplido y con la esperanza de renovar con los amigos y compañeros esta experiencia única. Porque seguimos siendo los mismos, aunque la bruma otoñal encubra la flor eterna de verano.
Aprovecho para enviar un mensaje de felicidad a los miembros y amigos del Club de Corredores y a todos los que nos siguen desde su rinconcito secreto
domingo, 6 de diciembre de 2015
Andorra domingo 6 de diciembre
El mes de diciembre orienta
decididamente nuestros pasos a la meta de fin del año. De nuevo, con una
nocturnidad deliberada, en las calles y avenidas hay para todos los gustos y
sentidos, fastuoso señuelo para viandantes y mercaderes del consumo. La mañana
es la cenicienta del día, la realidad más natural que nos muestra la vida a cara
descubierta, desnuda y fría como la nieve blanca.
Cuando aún resuenan,
entre fingidos destellos, los ecos de los moradores de la noche, voy trotando
solo junto a la sombra silenciosa que siempre me acompaña y continuo la senda de
aquella linda muchacha que huye del reloj de medianoche.
En mi camino resisto el
frío invernal evocando cálidos recuerdos como carámbanos agudos y transparentes
que brillan al sol de esta mañana memorable, otra más de domingo.
El mismo tiempo que nos aleja es el que nos acerca...
El mismo tiempo que nos aleja es el que nos acerca...
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