domingo, 29 de diciembre de 2013

Domingo 29 de diciembre

Ya sabemos, por el entrenamiento diario particular, que la cosa va en serio. El grupo se prepara concienzudamente para la carrera por antonomasia, el maratón. El frío se ha instalado definitivamente en estas mañanas festivas y ya no nos abandonará hasta la acreditada carrera. Pero el de hoy era un frío seco que desaparece conforme vamos consumiendo calorías y el sol nos acoge en su seno. Al cabo de un tiempo, pues, alguno se despoja de la impedimenta innecesaria. De manera casi natural el ritmo aumenta considerablemente cada km en esta huida diabólica del más acá. A duras penas conseguimos hilar una conversación en esta babel inmutable; la mirada fija en el horizonte insondable, el pensamiento bregando a mar abierto y las piernas procediendo con alevosía, ajenas a las estridencias de murmullos y sofocos. La vuelta en un descenso discordante pero templado con los mejores deseos para este nuevo año que nos espera y unidos en el grito jubiloso de nuestro kasa: ¡¡Salud y libertad!!

miércoles, 25 de diciembre de 2013

25 DE DICIEMBRE

         Tras saludar a la concurrencia lo acompañaron a la mesa y allí lo sentaron en el lugar reservado para el patriarca. El pelo blanco en la oquedad de su cabeza, la mirada perdida en un fondo de cristal y las rodillas maltrechas en rebelión permanente constituían los vestigios del ciclón temporal.  Desde su poltrona podía divisar a todo el personal en acción. Esos rostros tan sonrientes y relucientes, tan familiares que a duras penas acertaba a identificar por sus nombres. Con desconcierto y sobriedad respondía a las constantes muestras de cariño pero no así a las preguntas piadosas que le sobrevenían como aguacero de granizo sobre la cabeza. “¿A que no sabes quién soy yo?” o “¿a que no sabes qué día es hoy?” Por más que se esforzaba en remover el vacío mental, no conseguía rescatar la palabra del olvido.
       Después de la bulliciosa cena, seguía postrado en ese anonimato privilegiado. Como otros años, sacó de su bolsillo su libro preferido, el Libro de los Tiempos, que siempre llevaba con él. Lo abrió y volvió a encontrarse en ese pasado eterno. Con la mano temblorosa iba rastreando cada foto al tiempo que sentía  la dicha del corredor en las mañanas de los domingos, el rosco de reyes, las célebres travesías, las comidas… siempre con los amigos. Solo por ello ha merecido la pena vivir, se decía en la soledad de su presente.

FELIZ NAVIDAD A TODOS LOS AMIGOS DEL CLUB DE CORREDORES

domingo, 22 de diciembre de 2013

Domingo 22 de diciembre

         Uno de los fundamentos básicos de las copiosas comidas de navidad es que se originan al calor del compañerismo, la amistad o del amor en cualquiera de sus facetas. Y es que el ser humano necesita participar, sentirse dentro de la tribu, estimular sus feromonas para mejorar las relaciones sociales y laborales, pero sobre todo para potenciar al máximo el poder de atracción. Lo que ocurra después de los postres y del brindis de consagración bacanal se escapa a cualquier pronóstico atrevido porque corresponde a la providencia, al azar, al fatum o a la alineación de las estrellas.  Los efectos, eso sí, no suelen ser muy traumáticos porque cada año repetimos fervorosamente este "plato" tan navideño.  
         Tras esto llega la catarsis definitiva en la carrera matutina de los domingos.  El entrenamiento periódico ayuda a superar la timidez, a aumentar la autoestima y a recuperar la capacidad de seducir que se ha desgastado con el paso de los años. Y no me refiero al wassap precisamente.   Por eso, los corredores de este club tenemos que reivindicarnos cada domingo. Hoy, otra gran gesta por los alcores aljarafeños combatiendo el frío y resistiendo las embestidas de algún afectado por los reflejos del sol.   

domingo, 15 de diciembre de 2013

Domingo 15 de diciembre

         Acababa de despertarse hoy algo más tarde que cualquier otro domingo. El destello de una mañana fresca y radiante perturbó su imperioso descanso. Aún desde la cabecera observó con un gesto de desaire y, al mismo tiempo, de confusión, el vestido gris y las medias negras de seda que se arremolinaban en la moqueta de su dormitorio. A su mente sobrevenían arcadas de  murmullos y voces como ecos ininteligibles. De pronto recordó que el tren de la tarde pasó de largo y que había sucumbido a los cantos de sirena nocturnos. Cortejada cariñosamente por los compañeros de la noche cenicienta, se sentía protagonista en el asedio de distancias cortas.  Ahora hasta la memoria la traicionaba, pues traía, contra su voluntad momentos que no deseaba recordar.
         Abrió un cajón y sacó unas mallas, una sudadera, y se preparó para salir. Esta vez eligió un gorro de lana para evitar ser reconocida por los viandantes que ya se calentaban en el paseo matutino. Pronto fue encontrando la paz interior al tiempo que aspiraba el aire puro y frío de la mañana, que escuchaba los latidos acelerados del corazón y se reconocía en la sombra que siempre la acompaña. Una ducha caliente la devolvió a la superficie de la vida, dispuesta para ajustarse en su vestido negro y sus medias grises. Pero esta vez, se dijo, no perdería el tren de la tarde.

domingo, 8 de diciembre de 2013

Domingo 8 de diciembre

De nuevo volvemos a la carga con más km en este largo fin de semana. En la mañana más fría hemos subido al camino con la prisa del que quiere combatir el frío, buscando en la penumbra alguna chispa que ahuyente  el enfriamiento orgánico. Nadie en el camino, todos se han marchado fuera de la ciudad. Arriba el sol saluda de frente y nos ciega en las subidas. Nadie quiere romper el hielo y continuamos el itinerario trazado como ovejas trashumantes. La bajada vertiginosa de Camas abre la brecha que dispara a los corredores hacia la Torre que más abrigo ofrece a estas horas de la mañana.