Después de la agitada semana de feria volvemos al punto de
salida. Las arenas salpicadas en las zapatillas son nuestro trofeo, nuestra
reliquia marismeña; en la mente, la evocación de una travesía gloriosa invita
al paseo relajado bajo un cielo gris delator pero que sofoca en algunos tramos
del itinerario. Las piernas asumen rápidamente su papel aprendido a rienda
suelta mientras mantenemos la mirada desorientada hacia el horizonte y el oído alerta
a los comentarios ajenos, al compás habitual de los domingos. Cada domingo
tiene su singularidad por distintos motivos y este no es menos, porque
celebramos el cumpleaños de nuestro maestro corriendo, como no podía ser de otra
manera.
domingo, 26 de abril de 2015
domingo, 19 de abril de 2015
Travesía del Rocío 2015
La vida es una continua despedida. Ya desde el momento en que
nacemos nos estamos despidiendo del generoso alojamiento materno. En este acto,
como en todas las fases de la vida, la bienvenida conlleva un adiós, un adiós
en que no siempre reflexionamos. Para los jóvenes, que siempre están ampliando
sus horizontes, la despedida no es más un intercambio natural de situación, un
saludo esperanzador ante lo que se presenta; para los mayores, que asumen la
limitación propia y natural, la renuncia también tiene sus parabienes pero deja
esa sensación agridulce de la indiferencia generalizada.
Así pues, con los tópicos de que todo tiene su momento y de que
todo llega, ayer culminamos la travesía del Rocío por un camino sin retorno, tantas
veces visitado, reconociendo a cada paso sensaciones renovadas en el desorden de
la memoria, pero saboreando la lejanía, la soledad, el olvido…, sumergido y
empequeñecido en el destello natural y formidable de un paraje eterno que agita
el viento de la vida, en su acogimiento y en su despedida.
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Travesía Sevilla-El Rocío
domingo, 12 de abril de 2015
Domingo 12 de abril
Ya percibimos el olor salado de la marisma, el olor a pino, a lavanda, a romero, a tomillo, que, por esta época, vuelven a nosotros como reclamo de la cita
incomparable de la travesía del Rocío. De nuevo estamos determinados a adentrarnos
en esta arcadia idílica que evoca sensaciones imborrables de paz en plena
comunión con la naturaleza y que el tiempo se encarga en presentarnos regularmente
con su ímpetu irrefrenable y veloz. En
esta vorágine fugaz y sinsentido que nos envuelve, que nos empuja sin remedio, solo
podemos combatir con el asidero de los
recuerdos que abrevian el pasado y dilatan el presente. Porque este año no
llegamos en la mejor forma física; las habituales molestias, antaño esporádicas
y transitorias, se han instalado definitivamente con un protagonismo inusitado
que combina ilusión e incertidumbre. De cualquier forma, el sábado volveremos
al camino de emociones inolvidables.
domingo, 5 de abril de 2015
Domingo 5 de abril
A veces las cosas no salen como deseamos, bien porque dejamos
al arbitrio del destino los resultados o bien porque, poniendo el empeño
suficiente, surgen imprevistos que maquillan los efectos de nuestras
actuaciones. En el primer caso, el lamento o insatisfacción está poco
justificada; mientras que en el segundo, el grado de desconsuelo es
directamente proporcional al conocimiento de nuestras limitaciones. En cualquier
caso, lo que resulta incuestionable es nuestra dependencia de los demás en una malla
que se va tejiendo desde la cuna; todos nuestros actos se explican en comunión
con los que nos rodean. En este sentido, el grupo de corredores es la colmena
que se alimenta de la miel que cada individuo va fabricando con su
participación rutinaria cada domingo y en cada encuentro familiar. Ahora
preparamos de nuevo la travesía del Rocío, como cada año, con los años que ya pesan
en las piernas, pero con la ilusión de seguir aportando esa dosis modesta y, al
mismo tiempo, tan necesaria para seguir conformando el camino que aún nos queda
por recorrer.
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