domingo, 26 de abril de 2015

Domingo 26 de abril

Después de la agitada semana de feria volvemos al punto de salida. Las arenas salpicadas en las zapatillas son nuestro trofeo, nuestra reliquia marismeña; en la mente, la evocación de una travesía gloriosa invita al paseo relajado bajo un cielo gris delator pero que sofoca en algunos tramos del itinerario. Las piernas asumen rápidamente su papel aprendido a rienda suelta mientras mantenemos la mirada desorientada hacia el horizonte y el oído alerta a los comentarios ajenos, al compás habitual de los domingos. Cada domingo tiene su singularidad por distintos motivos y este no es menos, porque celebramos el cumpleaños de nuestro maestro corriendo, como no podía ser de otra manera.


domingo, 19 de abril de 2015

Travesía del Rocío 2015

     La vida es una continua despedida. Ya desde el momento en que nacemos nos estamos despidiendo del generoso alojamiento materno. En este acto, como en todas las fases de la vida, la bienvenida conlleva un adiós, un adiós en que no siempre reflexionamos. Para los jóvenes, que siempre están ampliando sus horizontes, la despedida no es más un intercambio natural de situación, un saludo esperanzador ante lo que se presenta; para los mayores, que asumen la limitación propia y natural, la renuncia también tiene sus parabienes pero deja esa sensación agridulce de la indiferencia generalizada.
        Así pues, con los tópicos de que todo tiene su momento y de que todo llega, ayer culminamos la travesía del Rocío por un camino sin retorno, tantas veces visitado, reconociendo a cada paso sensaciones renovadas en el desorden de la memoria, pero saboreando la lejanía, la soledad, el olvido…, sumergido y empequeñecido en el destello natural y formidable de un paraje eterno que agita el viento de la vida, en su acogimiento y en su despedida.

domingo, 12 de abril de 2015

Domingo 12 de abril

Ya percibimos el olor salado de la marisma, el olor a pino, a lavanda, a romero, a tomillo, que, por esta época, vuelven a nosotros como reclamo de la cita incomparable de la travesía del Rocío. De nuevo estamos determinados a adentrarnos en esta arcadia idílica que evoca sensaciones imborrables de paz en plena comunión con la naturaleza y que el tiempo se encarga en presentarnos regularmente con su ímpetu irrefrenable y veloz.  En esta vorágine fugaz y sinsentido que nos envuelve, que nos empuja sin remedio, solo podemos combatir con el  asidero de los recuerdos que abrevian el pasado y dilatan el presente. Porque este año no llegamos en la mejor forma física; las habituales molestias, antaño esporádicas y transitorias, se han instalado definitivamente con un protagonismo inusitado que combina ilusión e incertidumbre. De cualquier forma, el sábado volveremos al camino de emociones inolvidables.

domingo, 5 de abril de 2015

Domingo 5 de abril

A veces las cosas no salen como deseamos, bien porque dejamos al arbitrio del destino los resultados o bien porque, poniendo el empeño suficiente, surgen imprevistos que maquillan los efectos de nuestras actuaciones. En el primer caso, el lamento o insatisfacción está poco justificada; mientras que en el segundo, el grado de desconsuelo es directamente proporcional al conocimiento de nuestras limitaciones. En cualquier caso, lo que resulta incuestionable es nuestra dependencia de los demás en una malla que se va tejiendo desde la cuna; todos nuestros actos se explican en comunión con los que nos rodean. En este sentido, el grupo de corredores es la colmena que se alimenta de la miel que cada individuo va fabricando con su participación rutinaria cada domingo y en cada encuentro familiar. Ahora preparamos de nuevo la travesía del Rocío, como cada año, con los años que ya pesan en las piernas, pero con la ilusión de seguir aportando esa dosis modesta y, al mismo tiempo, tan necesaria para seguir conformando el camino que aún nos queda por recorrer.