domingo, 12 de abril de 2015

Domingo 12 de abril

Ya percibimos el olor salado de la marisma, el olor a pino, a lavanda, a romero, a tomillo, que, por esta época, vuelven a nosotros como reclamo de la cita incomparable de la travesía del Rocío. De nuevo estamos determinados a adentrarnos en esta arcadia idílica que evoca sensaciones imborrables de paz en plena comunión con la naturaleza y que el tiempo se encarga en presentarnos regularmente con su ímpetu irrefrenable y veloz.  En esta vorágine fugaz y sinsentido que nos envuelve, que nos empuja sin remedio, solo podemos combatir con el  asidero de los recuerdos que abrevian el pasado y dilatan el presente. Porque este año no llegamos en la mejor forma física; las habituales molestias, antaño esporádicas y transitorias, se han instalado definitivamente con un protagonismo inusitado que combina ilusión e incertidumbre. De cualquier forma, el sábado volveremos al camino de emociones inolvidables.

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