domingo, 29 de mayo de 2016

Andorra domingo 29 de mayo

     La pasión futbolera es una de las raíces de nuestra existencia que ahonda en las galerías más recónditas de lo irracional humano y que se retroalimenta en comunión con la masa. Por eso, a través del fútbol se percibe también la arbitrariedad de la vida que nos arrastra al abismo o nos eleva al éxtasis inefable.  
     Hoy se respira una calma festiva en un ambiente soleado y húmedo tras el aguacero de anoche que terminó con la eterna aspiración de unos y la prolongación de la felicidad de otros. La tormenta irrumpió anunciando el fin de un mundo cuajado de ilusiones que se anegaron rápidamente en el frenesí insólito que solo esta fuente de alimentación anímica puede producir. Un domingo más seguimos corriendo en la senda que el tiempo ha dispuesto para nosotros esperando el renacer de ilusiones que nos brinde otro partido de fútbol. Pero eso será ya en la próxima temporada del nuevo mundo. 

domingo, 22 de mayo de 2016

Andorra domingo 22 de mayo

Parece que por abajo está la cosa que arde. Y es solo el principio porque lo peor está por llegar. Ya calienta motores este verano que zarandea el calendario para acabar con una temporada sobrevenida por el estupor de un tiempo traicionero. La culminación en Sanlúcar, estuario de memoria auténtica para este club de corredores, tras una travesía acotada por el sabor a mar, a tierra salada, a brisa marismeña…, y ennoblecida por los decididos pasos que señalan la estela incesante, por el abrazo sincero de cuerpos fatigados en medio de la nada que lo es todo.
Hoy sueño con ese mar entre montañas reverdecidas de esperanza, con el temor de que el tiempo borre aquello que nos dio la vida y programe una fiesta de despedida  para justificar la sinrazón de la incertidumbre sobrevenida.

domingo, 15 de mayo de 2016

Andorra domingo 15 de mayo

 Hoy he vuelto a ver los álamos dorados sobre el río. El sol ya luce en el solar azul de la amanecida y me preparo para el encuentro dominical con mis amigos en Torre Pelli. Por primera vez en la temporada bajo ligero de impedimenta, augurio de una primavera que empieza a travestirse de verano. Primero subo tras los pasos que me preceden cada domingo; luego, desde el reloj que decide el tiempo, me lanzo siguiendo el eco torrencial de mi río, entre recodos y puentes, alumbrado de violetas y álamos estratégicamente situados. La corriente sigue su curso imparable, como la vida, que no se detiene aunque paremos el reloj al terminar la travesía. Se acaba una carrera pero sigue otra y otra… La vuelta es de nuevo el punto de salida para otro domingo más junto a mis amigos del alma, tan lejanos.

domingo, 8 de mayo de 2016

Andorra, domingo 8 de mayo

Decididamente la lluvia va inundando las calles a golpes secos y agudos; inunda los campos de finos espejos donde el mar se mira. Por esas calles desiertas transito, chapoteando en el mar del recuerdo mientras gotas como espinas enmudecen la rosa de primavera.  Sí, hoy he salido a rociarme en la redención de un pasado que se hace presente entre las cortinas del temporal. Llueve tras los cristales húmedos de una mirada refractada en el ocaso y que desaparece en el mismo punto de partida como una chispa de luz. El cielo cerrado, como se esperaba, abre sus puertas y se hermana con mi río, caudal inagotable de torrentes y rumores que me acompaña desde ayer, como una sombra oscura… cielo, río y cristal…, porque, como dijo el poeta, “la lluvia es una cosa que sin duda sucede en el pasado”.