A la misma hora pero
hoy una hora más tarde en este último domingo de octubre. Se trata de recortar (¡venga, otra de recortes!) la vida de ocio y ampliar la iluminación laboral (aprovechar
las horas de luz, nos dicen). Así, nos “obligan” a dormirnos antes para
levantarnos con el delirio solar. Después de cuarenta años las cosas siguen
igual, es decir, mejor para unos pocos y relativamente peor para la mayoría.
El caso es que esa
hora más de sueño era un buen reclamo para que el ambiente en la calle fuera de
lo más concurrido, sobre todo en las inmediaciones del Charcolapava. También en
el incremento del grupo de corredores que hoy hemos coincidido en Torre Pelli; entre ellos, destacamos la reincorporación de Carmen y la vuelta de nuestro pasado más glorioso encarnado en José Antonio "el buitre".
Todos agrupados por la
senda fluvial en una mañana algo fresca que ya anuncia inequívocamente el
descenso paulatino al letargo invernal. El
periplo, casi improvisado por momentos, nos ha llevado a Santiponce, vuelta
por “la ruta del corcho”y muro de contención de Camas hasta Torre Triana. Total, 18, 33 km en movimiento uniformemente acelerado; bueno, no todos, algunos exageradamente acelerado.