De nuevo volvemos a la carga con más km en este largo fin de
semana. En la mañana más fría hemos subido al camino con la prisa del que quiere
combatir el frío, buscando en la penumbra alguna chispa que ahuyente el enfriamiento orgánico. Nadie en el camino,
todos se han marchado fuera de la ciudad. Arriba el sol saluda de frente y nos
ciega en las subidas. Nadie quiere romper el hielo y continuamos el itinerario
trazado como ovejas trashumantes. La bajada vertiginosa de Camas abre la brecha
que dispara a los corredores hacia la Torre que más abrigo ofrece a estas horas
de la mañana.
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