domingo, 27 de diciembre de 2015

Domingo 27 de diciembre

Hoy el despertador sonaba como una melodía esperada, suspendida en el cálido reposo del recuerdo más vivo. Hoy no veo las montañas, ni el valle dibujado en el horizonte que traza el río Valira, pero hoy me esperan los amigos para renovar el compromiso dominical en una mañana invernal perfumada de primavera. La magia del reencuentro desprende destellos de luz y de cariño a raudales que deslumbran el alma… Todos a compás con un mismo aliento alado, empañado de sonrisas, comentarios y lugares comunes… los de cada domingo. Han pasado cuatro meses que se reducen al ayer de una larga tarde de verano enterrada en inmortales recuerdos que resuenan a eternidad. El camino blanco nos lleva a Gelves, saboreando huertas, reconociendo huellas extraviadas en el tiempo; entre los álamos dorados de nuestro río, continuamos la senda que no quiebra el tiempo, que no agrieta la distancia, que no detiene nuestros pasos firmes y seguros como penitentes en procesión… eternamente.

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