domingo, 3 de abril de 2016

Andorra domingo 3 de abril

       Ya las golondrinas revolotean surcando, inagotables, el mismo cielo renacido de mi tierra lejana. El sol asoma pretencioso sonrojando a la montaña que reverdece en la mañana de primavera. Es la hora, un domingo más. De nuevo, me dejo envolver en el arrullo torrencial de mi río que baja desde las heladas cumbres… y que arrastra un cielo impregnado de azahar y romero, sembrado de geranios, gitanillas, rosales, confundidos en el balcón de primavera. El ritmo se acelera de forma inconsciente, como el paso vertiginoso de los años, al mismo tiempo que se suceden imágenes fugaces, copias sin revelar de sueños intangibles. En esta carrera interminable sigo soñando caminos y huertos donde sembrar mis geranios, gitanillas y rosales. Los años son como los peldaños inconstantes de una escalera mecánica que, en su engranaje vital, son altos y dilatados en los inicios, pero se van descomponiendo hasta perderse en la cadena inexorable del tiempo. Y vuelta a empezar a subir y bajar esta escalera que siempre está en movimiento. 

1 comentario:

el kassa dijo...

QUE PROFUNDO, MI AMIGO INNAGOTALGLE COMO NUESTRA AMISTAD
QUE GRANDE ERES AMIGO MIO Y NUESTRO