La mañana señorea las montañas mientras el sol se
despereza y viste de luz el horizonte; hoy se siente el frío como nunca, un
frío que hiela las entrañas y ahoga el grito que condena la sinrazón de la
condición tristemente humana y nos deja solos, desamparados, en esta tierra que
es valle que acunan las cumbres. Un frío que hiela el aliento, que traza en el
rostro surcos que disimulan lágrimas como torrentes funestos que van a dar a la
mar…
La mañana sigue siendo luminosa pero el sol permanece atónito allá entre las montañas. Mis pasos se apresuran buscando el destello de un mísero rayo pero no encuentran más que sombra en la penumbra y rumores de cascadas furibundas que arrastran la vida con toda su carga de afectos e ilusiones, de alegrías y desengaños, de recuerdos rebeldes que palpitan generosamente entre la espuma cristalina… En mi camino los veo ir y volver inexorables como el pulso que no cesa mientras el corazón aguante.
La mañana sigue siendo luminosa pero el sol permanece atónito allá entre las montañas. Mis pasos se apresuran buscando el destello de un mísero rayo pero no encuentran más que sombra en la penumbra y rumores de cascadas furibundas que arrastran la vida con toda su carga de afectos e ilusiones, de alegrías y desengaños, de recuerdos rebeldes que palpitan generosamente entre la espuma cristalina… En mi camino los veo ir y volver inexorables como el pulso que no cesa mientras el corazón aguante.
1 comentario:
Precioso el comentario.
Te recordamos todos y deseamos verte pronto a nuestro lado.
Un fuerte abrazo.
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