domingo, 29 de enero de 2012

Domingo 29 de enero (III a. m.)

Alguna vez me he referido a la singularidad de algunas carreras. En la media maratón de La Cartuja esta reside en que comienza algo tarde para una competición, a una hora en la que normalmente se ha terminado el entrenamiento. Por tanto, la mañana del domingo se dilata en la espera y se reduce en el disfrute posterior. A esto hay que añadir una organización discreta debido, sobre todo, a la gran participación, una masa ingente que se despliega en un recorrido, muchas veces complicado e incluso peligroso por la estrechez de la vía y también por el mal estado del piso.
Pero hoy el tema de conversación más correteado en los corrillos de participantes ha sido el de la distancia. Unos kilómetros muy cortos, otros excesivamente largos, confundían a los corredores que pasaban de la euforia al desánimo con la misma naturalidad que saldaban meritoriamente su deuda con el esfuerzo. Así, esperando el anuncio del km 20 llegamos al estadio olímpico, desgraciadamente menos estadio y nada olímpico, en una pista bastante deteriorada que circundaba un terreno arenoso, en obras.
Pero lo importante es que aquí se acaba esta versión inaudita que desprestigia a una ciudad como Sevilla. En la meta, evidentemente, se consumó el engaño cuando alguno presumía de su mejor marca en una media maratón. Claro, todo ello por el módico precio de 14 euros.
En fin, una jornada espléndida para fastidiar el tranquilo paseo dominguero de otros ciudadanos que se vieron atrapados entre la gigantesca marea humana.
Poco más se puede añadir sino que el ave del nacimiento y del renacimiento desplegó sus alas y voló sobre los malos augurios. Enhorabuena a todos los participantes de este club de corredores, Segundo, Javi “Furia”, José A. “el buitre”, el maestro y Edu.

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