Las fiestas navideñas ya son pasado, afortunadamente. Unas fiestas que se toman con la agitación, e incluso euforia, de siempre y que terminan con el hartazgo y empalago de casi siempre. Y todavía a algunos les parecerán poco.
Pero la tradición también se revalida en los inicios del nuevo año. Y como todo el mundo nos desea lo mejor, no queremos defraudar mientras no se nos olvide. Por ello, comenzamos con la mejor predisposición para afrontar cualquier contrariedad o fatalidad que nos venga transferida. Con la emoción del camarada que regresa de la Navidad, sobrevenimos al mismo punto de encuentro y a la hora convenida de un invierno agradecido para prolongar la grata actividad desatendida durante el paréntesis navideño.
Desde el primero de enero tenemos la cumbre del maratón a la vista; la cuenta atrás ha comenzado en este VI domingo a. m. (antes del maratón). El recorrido, por tanto, dilatado y abrupto nos ha llevado hasta el río Pudio y vuelta por distintas poblaciones del Aljarafe sevillano (Tomares, Bormujos, Castilleja y Camas) hasta completar un total de 26 km en una llegada escalonada y desigual.
Y, siguiendo el ritual arraigado en este club, también hemos querido brindar por el nuevo año al calor de un buen chocolate y un buen trozo de Rosco de Reyes, por gentileza de Silvia y de Carmen, en la concordia de la buena compañía de los corredores que hoy nos hemos dado cita: Segundo, Paco “el valenciano”, Ramón F., Pepe V., Edu, el Kasa, Manolo “Frío”, Javier “Furia” y Javier “Encarnito”.
El próximo domingo, más, mucho más.
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