Si con relativa frecuencia aprovechamos cualquier coyuntura para organizar un festejo, sarao o desmadre, con más motivo lo hacemos el fin de año por ser el más universal y variopinto. Así, con el ritual de despedir lo ya extinguido con las doce uvas de la suerte-sin-fortuna a compás de otras tantas campanadas, emprendemos el nuevo año con los buenos propósitos de siempre que, en la mayoría de los casos, duran lo que las campanadas. Pero lo que cuenta es la intención que, a estas alturas del año, tenemos sólidamente anclada al optimismo.
Pues con la esperanza (que no convencimiento) de mantener lo que somos, o lo que nos queda, algunos infatigables fatigas de este club hemos irrumpido con ambos pies en esta espléndida mañana del nuevo ciclo y, en un recorrido poco habitual que nos ha llevado hasta Valencina por Camas y Santiponce, bajada hasta Gines y vuelta a Camas por Castilleja, hemos ido dejando, entre resuello y resuello, entre subida y subida, los malos augurios saturados de la noche más larga. Todo, al fin, es ya pasado. Otros 24 km en algo menos de 2h y cuarto, sin tregua, sin descanso, sin comentarios…Muy pronto se despidieron Pepe Poti y su homónimo Vilches; más adelante lo hicieron Poli y Edu (que se mantiene firme en su estrategia); los demás, Segundo, Ramón F., el cordobés, el maestro, el masca y Paco Travado, siempre agrupados pero en la lucha cuerpo a cuerpo. Todo sea por la purificación del mismo.
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