Y se va octubre como soplo de viento fresco en la mañana
otoñal, con un guiño engañoso del tiempo que nos regala una hora para arrebatárnosla
más adelante. Así, vivimos siempre en deuda, criaturas cándidas y soñadoras, en
esta ensalada vital y necesaria. Las lluvias se alejan, por fin, de nuestra
tierra y nos dejan en esta bruma familiar de los domingos. Pero nuestros pasos firmes
y decididos se dirigen al camino aprendido por estímulos de resistencia
compartida que han ido fortaleciendo los lazos de amistad y compañerismo en
tantas y tantas jornadas. Hoy domingo, celebramos un día más de concierto, de
acompañamiento, de poder seguir saliendo a correr y valorar lo que tenemos como
una gratificación de la vida. Es lo que realmente se echa de menos cuando no se
tiene.
No hay comentarios:
Publicar un comentario