La vida transcurre como el torrente incesante del río Valira,
que atraviesa el valle de Andorra desde su nacimiento, en un glaciar; nunca se
detiene, siempre te arrastra, sin retorno. Una vez más, he realizado mi
trayecto sumergido en el rumor del río que suena a vida renovada y clara,
transparente y fría, al abrigo de las montañas, testigos mudos del devenir de
los tiempos. Unos pocos km en un trayecto modesto, pero gratificante, bastan para
que retoñe lo vivido en la memoria siempre alerta y bien nutrida. Vuelvo a recorrer
el paseo del río más cercano y concurrido, el trayecto de Camas o el de Los Bermejales,
o el de nuestro camino más añorado. Por fin, en la Torre inmortal de nuestro
encuentro, junto a comentarios, risas y parabienes, nos saludamos hasta el
próximo domingo con el firme propósito de mantenernos junto a esa fuente de
vida que nunca se detiene, incesante y limpia como las aguas del río Valira.
No hay comentarios:
Publicar un comentario