El mes de enero desaparece en la espesa bruma del temporal. Cada vez estamos más cerca de mañana, el camino por hacer, la
senda por descubrir, imaginar la realidad, soñar una meta o representar el papel
estelar en este gran teatro fugaz. Todo por un puñado de km en la soledad
acogedora de una mañana luminosa y fría, para rellenar la imaginación,
consolidar nuestros sueños y gozar del protagonismo compartido. Luego, más
allá, en la celda particular de esta gran colmena seguimos transformando los
días de sol en lunas de miel, los sinsabores en euforias sobrevenidas, las
tormentas en arrebatos pasionales. Y en esta carrera, en esta lucha irremediable,
cada vez estamos más cerca de mañana.
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