Cuando la mayoría de los ciudadanos comienza a ascender, con
la penuria acostumbrada, la angosta rampa del mes de enero, este grupo de
corredores ya está en la cima, donde se mueve con una firmeza y una seguridad inusitadas.
Y hoy mismo se han alcanzado las máximas cotas de la temporada en cuanto a participación y a
ritmo de carrera. El empuje y la juventud de las nuevas incorporaciones estimulan
a los más veteranos que se resisten a ceder un metro. Así, en menos de 30 minutos
pasamos de la tentadora placidez del hogar a la rebeldía obligada contra la
adversidad de los cuatro grados de nocturnidad y alevosía. La salida, por
tanto, ligerita y muy arropados los once; la amanecida cerca del puente de
hierro por el que transitamos en dirección a Coria. En San Juan el primer
percance ignorado por el grupo que obliga a Silvia a emprender la vuelta. El ritmo
aumenta y se consolida a partir del km 4 por debajo de 5 minutos el km. La
desbandada por Gelves revela la descomposición total del grupo donde cada uno decide
hacer la guerra por su cuenta. La Torre emblemática va recibiendo a los cuerpos
fatigados pero con el espíritu renovado y preparados para competir, algunos
(que no todos).




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