Ya se re-vive el maratón, se siente en la voz repetida del
pensamiento único, se palpa a cada paso a ciegas, se respira en cada esquina incierta
del recorrido. Algunos lo proyectamos desde el pasado y otros ya lo perfilan en
el futuro. La preparación física ya está cumplida pero ahora hay que reforzar
algo más la psicológica, buscar sensaciones de ritmo, controlar los impulsos
desmesurados y potenciar la autoestima. Hay que aspirar al equilibrio para que
la realidad no nos sorprenda dolorosamente en el largo trayecto, llenarse de paciencia para asumir los últimos e “interminables”
km… Bueno, todo se andará. Mientras tanto, apuramos un domingo más las ansias,
esta vez bajo un cielo plomizo y húmedo, yendo y viniendo por el cauce fluvial,
agrupados. Son días crudos de invierno en el despertar de febrero, de árboles desnudados
al arbitrio del vendaval caótico, de lluvia discreta que limpia y mancha, de
niebla gris perenne, de letargo solar, de tiempo para pensar y también para
soñar…
Hoy mención especial a nuestras chicas Carmen y Silvia por su
esfuerzo y voluntad.
Ya tenéis las fotos del “Guadiamar” por gentileza de Segundo.

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