Una de las normas
básicas de educación que heredamos de nuestros ancestros es mantener las buenas
costumbres: un buen descanso finisemanal, música, lectura, buena gastronomía de
regadío, algo (o mucho) de sexo, conversar con los amigos y práctica deportiva
moderada. Bueno, como todo en la vida se relativiza, podemos afirmar que el
mejor indicador de que mantenemos esa herencia es la satisfacción personal con lo
que uno hace.
El domingo es, para
muchos y por razones diversas, el día más importante de la semana. Es el día
del reposo, de la paz, del encuentro esperado con los amigos. Dos horas
corriendo cada domingo, durante años, une mucho. A nuestro alrededor el mundo
ha ido transformándose. Se han construido hoteles, avenidas, parques, torres
gigantescas, al mismo tiempo que levantábamos, en nuestra rutina, un monumento
a la memoria.
Ajenos por un instante
al devenir del tiempo, venimos con la misma ilusión a salvaguardar esa buena
costumbre de cuidar nuestra memoria, hombro con hombro, codo a codo. Hoy 21,5
km más para alimentar la leyenda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario