domingo, 31 de marzo de 2013

Domingo de Resurrección 31 de marzo

Si cualquier domingo del año hemos podido encontrar alguna excusa para faltar a la cita, el de hoy admite, sin duda,  argumentos de peso para quedarse encamado y a buen recaudo. Así pues, los amigos incansables y perseverantes que hemos acudido afectados por la fuerza de la convocatoria hemos tenido que salvar dos inconvenientes (algunos tres): renunciar a dormir una hora menos por el cambio de hora y afrontar una lluvia persistente durante prácticamente todo el recorrido; una lluvia que, como en años anteriores, ha empañado  la santa penitencia con días de gloria y días de aflicción y ha repintado el paisaje con su crecida apariencia. 
A pesar de todo, amanece pronto y con una temperatura más que primaveral. Corriendo entre la bruma que despierta, bajo la lluvia que refresca, llegamos hasta Coria junto al río envalentonado, hecho que nos hace rechazar la invitación del barquero. No está el día para aventuras así que volvemos sobre nuestros pasos perdidos en el asfalto, apremiados, como todos los domingos, por un afán irracional que nos impulsa a ir más rápido mientras sigue lloviendo con la intensidad necesaria para evitar el calentamiento global.

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