El ambiente festivo se recupera con el retorno de los impedidos y lesionados. Bajo de este cielo azul sevillano y, a orillas del Guadalquivir, vuelve a relucir la estampa dorada del club de corredores que reaviva remotas expectativas y nos devuelve la ilusión. Y el próximo desafío es ya inmediato. La travesía del Rocío ya está en marcha; corredores, andadores y ciclistas ultiman la preparación para afrontar el sábado 21 de abril una nueva edición de tan emblemática carrera. Al alba nos espera una jornada gloriosa por senderos iluminados de memorias personales, de encuentros sellados de camaradería y hermandad, entre olivos centenarios, por dehesas y pinares, al compás de la brisa y del eco de avecillas que trinan y corean en natural armonía… el puente del Ajolí, la puerta del cielo.
¡Que la Blanca Paloma nos guíe!
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