domingo, 17 de abril de 2011

Domingo de Ramos 17 de abril

Cuando en el cómputo de nuestra existencia perecedera se contabiliza el domingo como unidad básica de temporalidad, los periodos se suceden como nubes que, con gran sigilo, van surcando el cielo, con la timidez y el recato de quien es arrojado a un destino incierto. De nuevo la Semana Grande de Sevilla, bajo la tutela de un reluciente cielo azul, espejo luminoso de agitación, de trasiego, de goce espiritual y terrenal, de veneración coreada y manoseada, de tradición y folklore, de hermandad y penitencia, de carreras oficiales… Y como es tradición en este club, iniciamos la Semana con nuestra carrera oficiosa, la de los domingos. La nota dominante ha sido hoy la dispersión motivada por la premura y la exigencia de otros compromisos ineludibles. De forma escalonada hemos subido al camino donde se consumó la ruptura. Las imágenes disminuidas de El kasa, Segundo y Paco Travado se difuminaban en la lejanía; por detrás, sólo podíamos presentir a Poti, Vilches y José A. el buitre. El Maestro, Edu, Paco Torronteras y el Cordobés intentaban mantener la calma y una fluida conversación que, casi sin advertirlo, nos iba llevando hacia el punto de encuentro.

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