A las puertas de la carrera
más esperada y celebrada, el maratón sevillano, nunca nos hemos encontrado
más relajados, después de 12 años expectantes por estas fechas. La maldición de
las lesiones se ha ensañado con este club de corredores y ha diezmado sus
posibilidades de competir y, en algunos casos, incluso de entrenar. Todos,
salvo casos puntuales como el masca, Segundo o el maestro, hemos padecido
algunas contrariedades que nos han tenido apartado durante algún tiempo de los
caminos. Y aún otros continúan en el dique seco, Eduardo, Almudena, Carmen, Poli y nuestro kasa que ostenta
el globo del infortunio deportivo esta temporada. Con este panorama, la
travesía del Rocío se puede convertir en una excursión del inserso o en una
peregrinación de fe necesaria en la Blanca Paloma.
Por lo pronto,
seguimos empeñados que afrontar esta fatalidad con nuestras armas más valiosas,
la constancia y el sacrificio. Hoy 19,4 km por los márgenes del Guadalquivir
hasta Gelves y vuelta por el mismo pueblo. Nos acompaña en esta fría mañana
Paco el Valenciano que culmina su preparación maratoniana pero tenemos que
lamentar el abandono del kasa por molestias en la articulación de la rodilla. Hacemos votos por su pronta recuperación, al
igual que por la de los demás ausentes.
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