domingo, 23 de diciembre de 2012

Domingo 23 de diciembre

        Las fiestas navideñas son como las golosinas, que empalagan cuando se abusa de ellas. Al igual que el niño va devorando con sugestiva agonía esas prendas sin reparar en los límites de la saciedad, el personal se somete al vértigo irracional del consumo disparatado en un escenario de melodrama enternecedor concienzudamente diseñado. Así, el bienestar material se conjuga con la felicidad interior que produce compartir, regalar o recibir regalos, ser solidarios,… Las fiestas, las incitaciones a los placeres mundanos, los mensajes de felicidad, invaden el espacio de nuestra vida cotidiana. Sin embargo, las decepciones, las inseguridades sociales y personales aumentan porque siempre aprendemos, como el niño después de hartarse de golosinas, que lo que fue motivo de satisfacción real se convierte angustia o desengaño cuando se apaga la iluminación fascinante. Estos movimientos de vaivén, de altibajos, en nuestra sociedad es lo que se ha venido en llamar la felicidad paradójica.
       Lejos de desaparecer definitivamente, se ha convertido en una necesidad que potencia el desarrollo económico y las relaciones sociales, impulsa el sentir solidario y estimula la afectividad. Nada comparable, desde luego, a la satisfacción que produce correr con los amigos. Después de varios meses hemos vuelto a compartir esta experiencia con nuestro kasa, con especial agradecimiento a los amigos solidarios, Segundo, el masca, el maestro, Juanlu y Eduardo. Seguiremos mientras el cuerpo aguante.

A todos los amigos del Club y seguidores de este blog MODERADAS E INTENSAS FELICIDADES

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