En esas
tribulaciones llegamos a las inmediaciones de Simón Verde donde cada cual, con
su carga particular, a cuestas con su soledad, redime con su esfuerzo los
excesos cotidianos. Así, seguimos dejando, por sendas retorcidas
pero con pasos decididos, esos pequeños
detalles que ennoblecen a seres anónimos y modestos, hermanados en la afición y en el fervor por la
carrera dominical.
El próximo sábado
acompañaremos con todas las fuerzas disponibles a nuestro Kasa en la mítica
prueba de los 101 km de Ronda. ¡AVE, Kasa!
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