domingo, 11 de marzo de 2012
Domingo 11 de marzo
Los que vamos cumpliendo años más rápido que otros solemos buscar en un pasado supuestamente heroico referencias que nos reemplacen en el presente. Para unos, ese tiempo remoto puede justificar por sí mismo toda una vida, porque ya se hizo todo lo que había que hacer, y, al mismo tiempo, puede servir para descargar la presión ante determinadas actitudes en el presente. Es la torpe vanagloria de los mediocres que ya no tienen nada que ofrecer (eso creen) porque su existencia transita ahora por la oscura senda de la trivialidad. Para otros, aquel mismo pasado, quizás no tan glorioso pero igualmente esforzado, constituye el ingrediente de motivación que necesitan para la constante renovación, para el progreso activo en una situación singular. El conocimiento de uno mismo nunca debe llevar a la autoexclusión sino todo lo contrario; la experiencia y el entendimiento acumulados deben orientar el presente como faros en un acantilado. Solo los que apagan sus luces naufragan. Ya lo dijo Oscar Wilde, “el hombre que se ocupa de su pasado no merece tener un porvenir”.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario