De la media maratón de Palma nos queda el honor de haber participado y la honra de haberlo hecho con gran dignidad y coraje. No era una tarea fácil después del periplo turístico-festivo de los días (con sus noches) precedentes, del desgaste que supone aceptar los envites y faroles de los más entusiastas de las apuestas gastronómicas y de los campeones del trasnocheo. El sábado apenas pudimos recuperarnos cuando ya estábamos volteando las céntricas calles de Palma en una mañana espléndida y soleada, ante un Mediterráneo azul inmenso; tan solo a última hora de la tarde la mayoría optaba por concentrarse en el hotel, en el jacuzzi o en el descanso sestero de las habitaciones. Salir el domingo a correr con estos cuerpos era toda una temeridad pero el orgullo que caracteriza a los miembros de este gran club y el reclamo de la nueva equipación motivaron definitivamente a los más reacios. Tras la obligada sesión de fotos bajamos a trote de Platero hasta la salida, en el Paseo Marítimo. La suerte estaba echada. El recorrido repetido nos reanimaba en un sentido y en otro cuando íbamos descubriendo, entre la multitud, algunos semblantes conocidos en acción (con poca reacción), y sobre todo con la seguridad de ver siempre cerca el final más deseado.
Después de una copiosa comida de subsistencia, un paseo (uno más) por el puerto deportivo atraídos por la señorial vista de tanta flota varada. La tarde se diluía y con ella nuestra aventura isleña, que nos devolvió a la realidad el mismo lunes muy temprano… de madrugada.
Echamos de menos a algunas personas y pudimos hacer otras cosas pero, como nuestro destino lo escribimos nosotros mismos con nuestros actos, bien está lo que bien acaba.
Y siempre que algo acaba hay algo que empieza. Así que ya estamos inmersos en la travesía rociera. Hoy, 31 km los más atrevidos (Pepe V., el Maestro, Edu y el cordobés). Pepe Poti, Higinio y JUANLU (¡sí, como leéis!) dos horas; el Kasa y Segundo han regresado en el AVE.
Por lo demás, un abrazo a nuestro Masca para que pronto esté con nosotros, libre ya de todo impedimento.
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