Como los seres humanos aún no podemos predecir el futuro nos
resignamos con vivir al día (partido a
partido que diría el filósofo futbolero); eso sí, programando a corto plazo
aquello que depende básicamente de la propia voluntad, sin querer pensar en que
cualquier hecho inesperado pueda estropearlo. Esto, lo racionalmente alcanzable,
forma parte de lo cotidiano que compartimos con toda naturalidad. Sin embargo,
también sabemos movernos en la incertidumbre jugando a videntes que interpretan
augurios por el comportamiento de animales (aves fundamentalmente), de las
estrellas, por premoniciones sobrenaturales o en una bola de cristal. Claro que
nadie quiere saber cuando el presagio es funesto, solo cuando es propicio. Por eso
es mejor mantener el primer principio básico y afrontar lo que llegue de la
forma más humana posible, en el sentido más amplio del término humano. Pues siguiendo ese modesto principio,
un domingo más hemos culminado un recorrido restaurador que nos alivia de los
sinsabores y de la frivolidad cotidianos pero que, al mismo tiempo, nos permite
desear a los más allegados lo mejor en el futuro.
PD. FOTOS DE SANLÚCAR en el blog
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