La temporada llega a su momento culminante a la vuelta de unos
pocos días. Todo está ya preparado y lo hecho, hecho está. Atrás resuenan los
ecos confusos de pisadas, jadeos, murmullos y sudores, como una cascada espumosa
que se despeña incesante desde la montaña y que, en su caída, oculta la oquedad
de una gruta misteriosa. Irremediablemente, vamos y venimos sobre nuestros
pasos, avanzamos pero sin movernos de la línea de salida, siempre prestos para
empezar una nueva carrera repetida en el señuelo temporal. Y en esta transición obligada y necesaria nos
llega el repaso del maratón como una cuenta atrás inexorable que vivimos en
estado catatónico, atrapados en la burbuja cerebral, escudriñando todos los extremos
de las conexiones neuronales… y que concluye, afortunadamente, con la llegada a
la meta que no es más que el punto de partida. Es como la placentera sensación que
produce el despertar a la realidad tras la agitación nocturna de un sueño laborioso. ¡¡¡MUCHA SUERTE A TODOS!!!
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