Seguimos sobreviviendo en la espera disimulada de que pase el
tiempo. Y pasa, ya lo creo, mucho más rápido de lo que a más de uno le gustaría.
Y en su carrera frenética, nos arrastra como un turbio torbellino polifónico que
va depositando sus residuos a diestro y siniestro. Ahora la primavera llega para restablecer la
luz en la nebulosa, para renovar el ciclo de la vida, para restituir la sangre
en la sangre. En nuestra particular huida hacia delante, cabalgamos otro
domingo persiguiendo nuestra estrella más señera y entrañable, la travesía del
Rocío. Pero hoy con una parada especial para fundirnos entre el gentío anónimo que
se ha dado cita en el Parque del Alamillo para reivindicar una de las voces cercanas
de ese gran torbellino: las personas con
síndrome de down. Vaya desde aquí nuestro cariñoso homenaje a todas las
familias.

No hay comentarios:
Publicar un comentario