El tiempo no da tregua, del diluvio pasamos a la canícula y, ahora,
de nuevo a la inclemencia en forma de torbellino desagradable que hemos sufrido
los pacientes corredores que nos hemos dado cita a los pies de la emblemática
Torre “Pelli”. Es lo que tiene de inestable y sorprendente este mes de abril. El
tiempo meteorológico es como el tiempo político, porque siempre llueve sobre
mojado y siempre encima de los más débiles o indefensos.
Para combatir todo tipo de alergias lo mejor es huir de las
grandes concentraciones de elementos extraños. Así, nos entrenamos cada domingo
por si, en algún momento, hay que salir corriendo de esta Sodoma (o Gomorra), sin
volver la vista atrás, para reescribir el génesis en otro mundo. Por lo pronto,
ya tenemos a la vista la nueva travesía en pos de la Tierra sanluqueña, que
promete, como cada año, momentos de gloria narcotizante.
Hemos encontrado la paz en el camino, amparados por el sol
que apetece y protegidos del azote del viento. ¡Qué más se puede pedir!
PD. El maestro se recupera
satisfactoriamente y pronto volverá dando
guerra.
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