domingo, 21 de octubre de 2012

Domingo 21 de octubre

A mi entrañable Kasa
      
       De nuevo hemos vuelto a las andadas. Han sido días de zozobra y abatimiento, nada comparable ,por supuesto, a cualquier desgracia irremediable. Para cualquier corredor las piernas son sus ojos, sus oídos, son la maquinaria esencial de la vida, lo que da sentido a otras cosas (quizás más valoradas) que hacemos cotidianamente con la aparente normalidad. Pero el caso es que cuando falla la mecánica, el rendimiento desciende y la relación con el entorno se debilita sensiblemente…
      "...La paciencia es la forma de resignación más aconsejable para el que espera, aunque esta, la espera,  se cumpla en íntima oscuridad, sin ni siquiera el destello efímero de una cerilla. Esperando, esperando, llega un día en que la situación revierte y surge la esperanza, una esperanza que llega acompañada del temor a lo recientemente conocido. Nunca antes se valora tanto lo afortunados que somos..."
       En estas y otras tribulaciones iba yo mientras mis fieles camaradas, Segundo, el masca y el maestro,  me llevaban por esos caminos en los que domingo tras domingo nos renovamos. 18.5 km de esfuerzo humano, sufridos, pero bien tolerados por este cuerpo necesitado.

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