domingo, 7 de octubre de 2012

Domingo 7 de octubre

       Todo corredor experimentado sabe que, cuando no está bien, toca sufrir en los entrenamientos y en las carreras. Pero también ha aprendido que no hay desconsuelo comparable a la imposibilidad de correr. Empiezas a fijarte en toda la gente que corre por las calles, y la observas con sana envidia, incluso al que va en bici, magnificas cualquier contrariedad cotidiana, no encuentras el sosiego personal ni el lado amable de la vida. Aceptamos resignadamente el escenario sobrevenido pero cualquier reflexión racional apenas puede alumbrar la soledad de la noche. Asumimos (no nos queda otra) la fragilidad de la naturaleza humana y nos readaptamos continuamente pero todos tenemos miedo. No miedo a perder algo, sino miedo a dejar de ser lo que somos. Por eso, la cita del domingo es lo que nos define como grupo y lo que debemos mantener a toda costa.
       Hoy, primer domingo de octubre, hemos subido al tradicional camino, quizás con más trabajo que en otras ocasiones pero con la misma actitud y decisión. Ha merecido la pena.

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