domingo, 26 de agosto de 2012

Domingo 26 de agosto


Cada época del año tiene su aliciente particular y, cuando va terminando una, afrontamos con especial ánimo o desánimo la próxima. Del período estival conservamos momentos intensos en días largos y luminosos, en noches de luna llena alumbradas de estrellas. Claro que los placeres y dulzores de esta vida son temporales. Quedan reducidos a flashes de recuerdos o segmentados en fotos que difícilmente reconocemos con el paso del tiempo… Además, durante este periodo, se corre el peligro de una excesiva vida sedentaria, dada la natural inclinación del cuerpo humano a la holganza placentera . Por tanto, es complicado encontrar el equilibrio.

Con la vuelta de vacaciones se produce necesariamente la vuelta a la normalidad, en todos los sentidos. Y uno de sus estímulos más interesantes es, sin duda, el encuentro dominical con los amigos de correrías. Levantarse temprano para correr con el grupo se convierte en todo un ceremonial: la llegada desde diferentes puntos, la salida de los coches entre sonrisas y comentarios espontáneos y repetidos, el camino en la penumbra hasta el punto de salida, la espera animada con la vista puesta en el reloj del puente, los que siempre llegan tarde…, la salida cansina y progresiva, las emociones a cada paso, en cada vereda, en cada sendero…, la vuelta gratificante.

En el comienzo, una temporada más, siempre recordamos a aquellos que compartieron los mejores momentos y que se perdieron en otros menesteres: Poli, Enrique, Antonio “Noru”, Mariángeles, Rafalito, Rafael Carlos, Javier “encarnito”, Lepe, Juanlu, Javier “Canon”, Eduardo, José Antonio “el buitre”, Paco Travado, Domingo, Javi “furia”…

Ya solo nos queda esperar al próximo domingo, aunque hoy hemos hecho de avanzadilla el maestro, el masca y el cordobés. El kasa y Segundo, desaparecidos; Ramón F., desertor (se pasó a la bici); los demás ni están ni se le esperan, por ahora.

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