Un domingo con sabor a despedida para los pocos que hemos mantenido el lugar y la hora de encuentro. Poco a poco el sol enciende la mañana advirtiendo a los viandantes que, por fin, estamos en verano. Hoy, recorrido turístico por las calles sevillanas; una mezcla de olores y culturas, de orgullo trasnochado y rancio en botella de náufrago, de obras sobre obras por hacer, de forasteros confundidos y deslumbrados; iglesias, edificios y bares afamados. Sí, Sevilla tiene un color especial...el de su cielo azul que se refleja en su río y el de su gente sencilla.
Con un pie en el mes de julio, algunos ya han empezado a disfrutar del tiempo playero y de los inmensos atascos finisemanales, recalentando los motores de un periodo estival que se prevé caluroso, como siempre. Claro, con esto del cambio climático en verano suele hacer calor. Otros, huyendo del sedentarismo propio de la época, organizan viajes intentando engañar la erosión del tiempo para reafirmar allí donde vayan sus raíces y sus hábitos.
En septiembre habrá más. Esperemos, al menos, que así sea.
¡¡¡Que disfrutéis de unas espléndidas vacaciones y que gocéis lo que podáis!!!!
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