domingo, 23 de mayo de 2010

Domingo 23 de mayo

Termina el mes de mayo y con él una temporada en declive que culminará el próximo sábado con la III travesía Matalascañas-Sanlúcar. Como todos los años, los primeros compromisos comunales, aniversarios, jornadas inolvidables de embriaguez deportiva (¡viva er Sevilla!), las citas nocturnas para evitar el calor sofocante de nuestra ciudad... hacen más duro responder a la llamada del compromiso dominical.
A pesar de todo, aquí seguimos resistiendo algunos para refrendar el pacto que nos devuelve el sosiego necesario para afrontar la cotidianidad caótica y preocupante de nuestro mal-estado del bienestar.
La carrera se convierte así en una bendición saludable, no exenta a veces de polémica sana, donde el ímpetu de la voz acompaña a la fuerza de la razón desdibujada en la línea imaginaria de un mar incierto. Un respiro en la subida y vuelta al debate, ya más reposado en el vaivén de la ruta ondulada; las mentes ya no entienden de lógicas, cálculos, juicios repetidos. Los cuerpos siguen la costumbre del animal que siempre se topa con la misma piedra. Ahora volvemos al pasado, al recuerdo de lo que fue o ha sido, pero ya no es. No es porque cualquier tiempo pasado fue mejor sino por cuestión de edad (cada vez más). Compartir el pasado es una forma de reforzar los vínculos del presente y hacer más llevadera la carga vital que a veces nos ahoga y nos confunde. En fin, completamos una etapa más de esta carrera que nos unirá, a buen seguro, en una meta común.

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