En la travesía Matalascañas-Sanlúcar ha encontrado este club de corredores la fórmula ideal para satisfacer de forma equilibrada las dos grandes aficiones de sus miembros, la deportiva y la gastronómica. Así pues, en esta segunda edición, esta excursión se ha consolidado como un clásico del club.
El recorrido de casi 28 Km. a través de la playa natural de Doñana es un entrenamiento perfecto para corredores curtidos en largas distancias y, al mismo tiempo, plantea un verdadero reto para los andadores.
Con un éxito total de participación, con todos los preparativos a punto y con los contratiempos habituales de primera hora solventados por una prudente organización que había previsto un margen de tiempo suficiente, llegamos a Matalascañas a las 9,15. Antes, un obligado desayuno que parecía el último para algunos, dada la avidez con que se nutrían. Ya, en la playa, foto de familia numerosa para los más de 40 aventureros y dispersión lógica del grupo. La temperatura, bastante suave y poco frecuente en esta época, y el viento a favor de poniente facilitaron la marcha en los primeros Km. Durante gran parte del trayecto arreció la lluvia y finalmente despuntó el sol en las inmediaciones de Sanlúcar. Pronto, muy pronto, cada cual buscó refugio en sus propios medios y se fueron creando grupúsculos. Los primeros en llegar tuvieron la fortuna de coger la barca que en esos momentos esperaba en la orilla. Cansados, pero satisfechos, subimos en este primer turno Alfonso, el Masca, Pepe Vilches, el maestro, Javier Canon, Segundo, Ramón F. y el cordobés. Por detrás, a lo lejos, nos parecía ver a Juanlu, seguido de Antonio Angulo, pero no había tiempo para la espera. A partir de aquí comenzó una jornada fructífera para el barquero que, poco a poco, fue devolviendo a los compañeros a esta parte de la orilla civilizada.
Después de la ducha, concentración en Bajo de Guía al amparo-refugio de unas cervezas y a la espera de los andadores. Arranca la segunda parte, la más deseada; la comida improvisada por grupos en la atiborrada Plaza del Cabildo, que se inundó de polos azules conmemorativos de esta travesía patrocinada por Concesur-Mercedes-Benz. Ahí se dio rienda suelta, sin complejos, al homenaje gastronómico y festivo, ante las tímidas miradas de los lugareños que asistían impávidos y extrañados al leer el rótulo inscrito en los polos (“Travesía Matalascañas-Sanlúcar”) que contrastaba con la apariencia de estos corredores transformados en comedores.
Otra jornada gloriosa, una más, para este club cuya grandeza es proporcional a la dimensión de las personas que lo componen. Y, aprovechando la oportunidad que este foro me ofrece, quiero agradecer a todos su cooperación para que este día fuera especial, al Masca y a Pepe Vilches, por su afán de superación, a Ramón F. por su voluntad en unas condiciones poco propicias, al maestro, que TODO lo lleva fenomenal, a Javier C. y sus lamentos, a Poli, Almudena, Carmen y Cristina, por su buena carrera, a Silvia y El Kassa por su eterna luna de miel,a Segundo por sus fotos, a los andadores y andadoras (¡con sexo-sorpresa incluida!), a los hermanos Willow, a José Mª Salvador, su pareja (perdón, no recuerdo el nombre), el hermano de Ramón y compañeros de travesía que soportaron con entereza las largas horas de marcha...y a los grandes animadores de la fiesta, Juanlu, Javier Canon, Enrique, Higinio, Iñaqui, Eduardo, Poti...y los anónimos cuyo nombre no recuerdo en este mar de imágenes. Y una mención especial a Javier “el Encarnito” que esta vez no pudo participar y al que echamos de menos.
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