Domingo 11 de enero

Para salir a correr con este frío no hay más que abrigarse un poco y echarle un par..., como decía alguien en esta mañana de escarcha y hielo. El solitario grado que marcaba el reloj hizo recordar a algunos antiguos principiantes que una vez señaló -3, pero de eso ya hace varios años. Pronto, muy pronto, sobra la ropa, los guantes. El sudor se escarcha en el gorro de lana que apenas nos deja intuir el camino y el moquillo se cristaliza antes de caer. Tímidamente los rayos del sol nos van guardando las espaldas y con esta carga placentera alcanzamos el paisaje de la vía verde que nos traslada a una añorada y fogosa adolescencia. Entre lo divino y lo humano un paisaje visiblemente invernal, árboles desnudos desafiando al frío y a la soledad, espejos cristalinos que esquivamos al pasar, un manto blanco que abriga el incipiente herbaje que nos rodea. Allá lejos, Salteras. Seguimos escuchando viejas historias, ahora es Javier Canon quien ameniza la travesía, el maestro corrobora unas veces, otras corrige y otras provoca; el kassa se adelanta con el Furia, tiene prisa hoy; por detrás Pepe Vilches, Segundo y Edu se descuelgan; así, el grupo se va deshaciendo. Antes, Poti y Enrique han optado por el camino más corto... Total, 2 h. 36’, casi 28 km. y unas naranjitas para recuperar. Lo bueno de los domingos es que jamás se arrepiente uno de haber compartido estos momentos irrepetibles con los amigos.