Viviendo el maratón

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Seguimos haciendo historia. Este club es cada día más grande y hoy podemos dar fe los que hemos tenido la insólita experiencia. A los habituales de los domingos se ha agregado, como novedad, un pequeño grupito de cuatro que suele entrenar para el maratón en estas fechas tan señaladas. Rápidamente nos hemos puesto de acuerdo sobre la ruta a seguir. El tiempo parecía contrariar nuestro noble objetivo, un poco de lluvia, algo de frío. Al cabo de un rato todo estaba a nuestro favor, incluidos los mercaderes y abarroteros que montaban sus chiringuitos en el Charco de la Pava bajo la fina lluvia, al refugio de las candelas. Siguiendo las indicaciones de los expertos asociados, nos dirigimos hacia Santiponce por la calzada paralela al río para evitar el barrizal del camino. Nosotros ya conocíamos la llamada ruta del agua pero hoy hemos ensayado una nueva, la ruta del mosto. Hemos apreciado in situ las auténticas propiedades del mosto y los beneficios que su ingesta moderada produce en el atleta. El numeroso grupo ha discurrido por cinco pueblos del aljarafe sevillano con dos paradas obligadas de cata-vino. El mosto joven, como todo el mundo debería saber, es un inhibidor de los catabolitos y regenerador de las fibras musculares; además, proporciona elasticidad en las articulaciones y evita las lesiones. Por tanto, la primera parada en Salteras y la posterior en Bormujos nos ha producido tal empuje que a algunos había que retenerlos, como al Furia. Edu ha llegado como una moto y el masca se ha recuperado de los problemas intestinales. Total unos 30 km (según el GPS) y casi tres horas de recorrido. En definitiva, tenemos la receta para hacer el mejor maratón. Desde aquí solicitamos a la organización del maratón de Sevilla que en los puestos de avituallamiento pongan mosto en lugar de acuario. El próximo domingo esperamos repetir, con nuestras mejores ilusiones depositadas en la carrera más importante de nuestra ciudad, ahora que se cumple el 25 aniversario.